Después de años viviendo al día con mi salario de profesora, logré crear un sistema que realmente funciona. El momento decisivo llegó cuando me di cuenta de que podía ahorrar sin sacrificar las cosas importantes. Ahora tengo tranquilidad mental y un plan claro para mi jubilación. El programa me enseñó que no se trata de ganar más, sino de gestionar mejor lo que tienes.

Mi problema era la falta de control sobre los gastos en tecnología y entretenimiento. Gastaba sin pensar en las consecuencias. El punto de inflexión fue cuando aprendí a diferenciar entre deseos y necesidades reales. Desarrollé un método para evaluar cada compra importante y ahora tengo una cartera de inversiones diversificada que crece consistentemente cada mes.